Por qué no debes publicar tu receta
Compartir tu tratamiento para COVID-19 en redes sociales está mal. Las intenciones pueden ser buenas pero sin querer, o sin querer queriendo, se contribuye a la desinformación.
En las últimas dos semanas, un conocido presidente y un conocido empresario se infectaron. La oficina de prensa del primero hizo pública una carta describiendo su tratamiento, y el segundo publicó en Twitter la receta que le dieron.
El presidente, al parecer, tuvo un cuadro moderado y le dieron varios medicamentos para los cuales tenemos muy poca certeza de que funcionen. Resalta uno en especial que es un coctel de anticuerpos. Este tratamiento parece prometedor pero aún no se ha publicado ningún ensayo clínico al respecto.
El problema es que como el presidente ya está mejor se podrían hacer suposiciones incorrectas fácilmente. Aunque, por su edad, a él se le considera dentro de una población vulnerable, en proporción la mayoría de las personas como él mejoran por sí solas. Si él mejoró, no se sabe si realmente fue por el coctel, o por otros medicamentos que le dieron, o por sí solo.
Luego, como él mejoró, pudieran querer saltarse las fases requeridas de ensayos clínicos para demostrar la eficacia de un medicamento y tratar de lograr su “uso de emergencia”. Si el medicamento sale así al mercado, los investigadores que realizan los ensayos clínicos van a batallar en continuarlos porque los posibles participantes ya no van a querer quedar en un grupo control por la creencia de que el medicamento sí funciona. Y sin estudios grandes tampoco sabremos qué tan seguro es el tratamiento. Esta semana la compañía Eli Lilly detuvo un ensayo clínico de un tratamiento similar para investigar un posible problema de seguridad.
Por su parte, el empresario tuiteó la foto de su receta y respondió varios comentarios que le dejaron. No sabemos si él es asintomático o si tiene un cuadro leve, pero definitivamente en este momento no está grave, y su receta contiene 10 medicamentos parcialmente borrados. Cualquier médico podría deducir al menos un par de ellos por las dosis que se alcanzan a leer. El problema con esa imagen es que puede influir a pacientes, quienes podrían esperar que con un cuadro no grave les recetarán esa cantidad de medicinas, y a médicos, quienes podrían imitar las acciones del médico de un famoso.
Y por último, las recetas compartidas públicamente en redes sociales invitan a la automedicación. En vez de hacer eso se debe fomentar ir al médico, dialogar, y tomar decisiones compartidas.