Veamos en qué van los tratamientos para covid-19
Cuando se declaró la pandemia y comenzamos a tener casos en todos lados nos enfrentamos a un primer problema: tener un nuevo virus y pocas publicaciones que hablaban de posibles tratamientos que aún no se habían probado. Pasaron pocas semanas y brincó un segundo problema: se comenzaron a publicar artículos en servidores “preprint”. Estas páginas permiten que prácticamente cualquier persona suba ahí su estudio de investigación antes de que sea revisado en pares y se publique en alguna revista científica por lo que pueden haber estudios de muy baja calidad. Los noticieros y las redes sociales viralizaron muchos estudios que pronto resultaron tener limitaciones o que incluso tuvieron que ser retractados por contener información falsa. Transcurren los meses y ahora ya tenemos más estudios, cada vez de mejor calidad, que sí se publican en revistas con arbitraje, y ahora el problema es la cantidad y la interpretación de sus resultados.
Lo anterior justifica la expresión que le he escuchado a más de uno de mis amigos, pacientes e incluso colegas médicos, “ya no sé ni qué creer”. La forma de comunicar toda esa investigación afecta a todos los que deseamos intensamente un tratamiento que prevenga o cure covid-19. Por eso me pareció fenomenal el trabajo que hicieron en conjunto Salud con lupa y Epistemonikos al montar un sitio describiendo los tratamientos más usados hasta este momento y catalogándolos según qué tan probada está su eficacia y su seguridad.
Al entrar a la página es importantísimo leer primero las categorías que se mencionan. Están ordenadas por colores y números que describen qué tan seguros estamos de que la investigación que existe hasta este momento demuestra si un tratamiento funciona o no. Parte del número 1 en rojo, La ciencia no lo avala (cof cof, dióxido de cloro), hasta llegar al número 7 en verde, altamente efectivo (aún no hay, snif snif), pasando por números intermedios como el 2, listo para ser abandonado (te estoy viendo a ti, hidroxicloroquina), y el número 6, listo para su uso (ej. dexametasona en pacientes graves).
Pero los tratamientos no sólo se acomodan en esos colores. En cada tratamiento se desglosa qué tipo de medicamento es, para qué pacientes, el porqué se encuentra en determinada categoría en este momento, dónde se usa, qué tanta investigación se está realizando aún al respecto (incluso se enlaza la plataforma L•OVE), postura de la OMS, efectos secundarios y hasta costo. Todo esto se actualizará semanalmente así que el color irá cambiando para muchos de los medicamentos.
Consultando este sitio, la expresión “ya no sé ni qué creer” se puede sustituir por “veamos en qué va esto”. Y después de leer, consulte con su médico para tomar decisiones compartidas.