Favipiravir para COVID-19: ¿Qué dice la evidencia sobre su efectividad?
(Para entender mejor este post, revisa algunos conceptos clave de medicina basada en evidencia aplicables a COVID-19.)
MENSAJE CLAVE
La evidencia disponible sobre favipiravir para el tratamiento de COVID-19 es de muy baja certeza. Esto significa que no es posible establecer si es un medicamento efectivo para esta enfermedad. Existen numerosos estudios en curso que entregarán más luces sobre su rol.
Basado en: Evidencia directa de muy baja CERTEZA.
¿Qué es el favipiravir y de dónde surge el interés por utilizarlo en COVID-19?
Favipiravir (nombre comercial Avifavir®, Avigan®, entre otros) es un fármaco antiviral desarrollado inicialmente para el tratamiento de la influenza severa y que ha sido empleado también contra el Ébola.
Si bien tiene actividad in vitro contra un amplio espectro de virus, incluyendo coronavirus, por lo que se ha agregado a la amplia lista de medicamentos que en la actualidad se están probando en estudios clínicos para COVID-19, el factor que más ha despertado el interés por su uso es el hecho de que se esté utilizando en países bajo la órbita de influencia de Rusia e India, los mayores productores de este fármaco.
¿Qué nos dice hoy la evidencia sobre favipiravir en COVID-19?
Tras realizar una exhaustiva búsqueda de evidencia (revisión sistemática), encontramos solo dos pequeños ensayos aleatorizados evaluando la adición de favipiravir al tratamiento de pacientes con COVID-19. También identificamos numerosos estudios no aleatorizados y un ensayo aleatorizado comparándolo contra otro antiviral de eficacia desconocida, los cuales no modifican las conclusiones obtenidas desde los primeros .
Desafortunadamente, concluimos que la evidencia disponible es de muy baja certeza, por lo que no es posible establecer si favipiravir es un medicamento efectivo para COVID-19.
Por otro lado, si bien existen estudios evaluando favipiravir en Influenza y otras enfermedades que muestran que se trata de un medicamento con un perfil de seguridad favorable, aún persisten ciertas dudas sobre los efectos en el mediano y largo plazo. Por otra parte, se han reportado casos de complicaciones graves en pacientes con COVID-19 recibiendo favipiravir, como síndrome neuroléptico maligno o taquicardia ventricular, que requieren mayor investigación.
¿Obtendremos más información sobre favipiravir para COVID-19 en el futuro próximo?
Sí. Ya existen al menos 44 ensayos controlados aleatorizados en curso, que evalúan el uso de favipiravir en pacientes con COVID-19, en especial en pacientes que requieren soporte ventilatorio o que presentan mayor gravedad.
Al tomar una decisión, ¿qué factores deben ir en la balanza?
Hay decisiones que debemos tomar incluso cuando no hay suficiente evidencia. Para que quienes toman decisiones lo hagan de la mejor manera posible, se deben poner los siguientes factores sobre la balanza: racionalidad científica, beneficios, riesgos, costos, y otros aspectos (detallados más adelante).
Racionalidad científica: Se trata de un antiviral con acción in vitro contra SARS-CoV-2, lo que ha despertado el interés por realizar los estudios clínicos.
Beneficios: Aún inciertos.
Riesgos: En general, bajos en el corto plazo, pero existen dudas sobre posibles efectos adversos infrecuentes pero graves. También se requiere mayor evidencia sobre su seguridad en el mediano y largo plazo.
Costos: Probablemente bajos.
En resumen, los argumentos a favor y en contra de usar favipiravir para tratar COVID-19 son:
A favor | En contra |
Racionalidad científica Costo bajo Riesgos (ni a favor ni en contra) |
Beneficio incierto Riesgos (ni a favor ni en contra) |
CONCLUSIÓN
La evidencia disponible para decidir qué rol asignar a favipiravir en el tratamiento de COVID-19 es de muy baja certeza. Esto significa que no es posible establecer si es efectivo.
Ahora bien, la sola evidencia (o la falta de evidencia) nunca es suficiente para tomar decisiones. En este caso, el balance entre los pros y los contras de este tratamiento puede ser interpretado de distinta forma en contextos diferentes, por lo que es probable que exista variabilidad en las recomendaciones que entreguen distintas organizaciones.
Estimamos que la recomendación más frecuente que debiéramos esperar con la información actualmente disponible es una recomendación en contra de su utilización en espera de más evidencia. Sin embargo, no es descartable que algunas organizaciones recomienden (débilmente) su uso en pacientes seleccionados, por ejemplo, pacientes graves. Esto último podría darse en contextos en los que este medicamento esté disponible a un bajo costo y en que no se disponga de otras alternativas de tratamiento.
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