¿Es cierto que la azitromicina y otros antibióticos macrólidos pueden ser la cura para COVID-19? ¿Qué dice la evidencia?
(Recomendamos leer este post para informarse sobre los conceptos básicos de la medicina basada en evidencia y los hallazgos sobre COVID-19)
Basado en: Evidencia directa de MUY BAJA CERTEZA y evidencia indirecta de BAJA CERTEZA.
Los resultados de las investigaciones realizadas hasta hoy no permiten afirmar que hay un beneficio en el uso de azitromicina u otros macrólidos en el tratamiento de pacientes con COVID-19.
Ante la llegada de enfermedades nuevas sin tratamiento conocido, como COVID-19, es entendible que se busque identificar apresuradamente tratamientos que lleven a la cura. Una de las opciones que se ha postulado para pacientes con COVID-19 es la azitromicina. Este fármaco es un antibiótico, perteneciente a la familia de los macrólidos, los cuales son comúnmente utilizados en tratamiento de algunas infecciones de origen bacteriano. Se podría discutir largamente si los hallazgos de laboratorio y las evidencias provenientes del tratamiento de otras infecciones virales (evidencia indirecta) convierten a azitromicina y otros macrólidos en buenos candidatos para tratar a los pacientes con COVID-19. El punto, sin embargo, es que la opción de usar azitromicina ha generado enorme entusiasmo entre científicos y autoridades.
El mayor responsable de dicho entusiasmo es un estudio no aleatorizado realizado en Francia, dado a conocer el 19 de Marzo de 2020, y que varios de nuestros investigadores recibieron por WhatsApp aún antes de que apareciera publicado en las bases de datos científicas. A las pocas horas de su difusión ya había sido analizado críticamente por varios expertos a nivel mundial; el consenso es que el estudio presenta enormes limitaciones metodológicas, además de existir importantes dudas sobre su integridad científica.
Pero ¿existen otros datos que aporten a la discusión?
Qué nos dice hoy la evidencia sobre efectividad de macrólidos en COVID-19
Como parte del COVID-19 L·OVE Working Group realizamos una búsqueda exhaustiva de estudios que pudiesen responder esta pregunta. En base a los resultados encontrados podemos comunicar lo siguiente:
- Confirmamos que del estudio no aleatorizado, descrito arriba, no se pueden obtener conclusiones válidas y confiables, útiles para la toma de decisiones.
- Luego de una revisión sistemática de toda la literatura existente, no identificamos más estudios realizados en pacientes con COVID-19.
- Identificamos un estudio publicado el 2019, en 349 pacientes con infección por MERS-CoV, otra coronavirosis, el cual encontró que, al comparar al uso y el no uso de macrólidos en el tratamiento de pacientes hospitalizados por MERS- CoV, no hay diferencias en el efecto sobre la mortalidad ni sobre la presencia del virus en secreciones respiratorias. Sin embargo, este estudio:
- Se considera evidencia indirecta, que podemos extrapolar, pero que no nos entrega la misma certeza que la evidencia directa.
- Presenta un diseño metodológico que no es idóneo para evaluar la efectividad de un tratamiento. Por estas razones, la certeza que podemos tener en sus resultados es aún más baja.
Por lo tanto, nuestra conclusión es que se requiere de estudios experimentales, idealmente aleatorizados y de acuerdo a estándares internacionales de calidad, con un número suficiente de pacientes, para poder determinar los efectos del uso de este tipo de antibióticos en COVID 19.
¿Obtendremos más información sobre macrólidos para COVID-19 en el futuro próximo?
En la búsqueda de estudios en curso que evalúen el uso de macrólidos para COVID-19, encontramos 5 ensayos registrados oficialmente. Cuatro de estos evalúan la terapia combinada de azitromicina e hidroxicloroquina, mientras que el quinto la terapia con carrimicina (otro macrólido) en comparación con antivirales o cloroquina. Ninguno de estos estudios se encuentra aún reclutando participantes, por lo que solo podemos decir que, al menos en un futuro cercano, no se podrá concluir si es o no efectivo el uso de azitromicina u otros macrólidos para el tratamiento de pacientes con COVID-19.
¿Cómo podemos tomar una decisión adecuada?
En la toma de decisiones se debe hacer un balance entre los beneficios y riesgos de una terapia. En este caso, el beneficio potencial de la azitromicina u otros macrólidos en COVID 19 es incierto, debido a las limitaciones de los estudios que los han evaluado. Por otra parte, entre los efectos adversos propios del fármaco, están la diarrea y lesiones alérgicas con manifestaciones en piel que parecen no ser graves. Estos elementos deben ser sopesados según las características de los pacientes, asegurando, además, una administración segura y supervisada por personal de salud.
En el contexto de la pandemia de COVID-19 es prioritario considerar el impacto del uso indiscriminado de antibióticos en las tasas de resistencia bacteriana y la necesidad del uso de estos fármacos para tratar otras infecciones en las que sí se ha demostrado su efectividad. Adicionalmente, se debe considerar el impacto negativo que puede tener una terapia mal indicada, tanto en la salud del paciente, como en la economía de los cada vez más limitados sistemas de salud de los países afectados.
Como COVID-19 L·OVE Working Group, entendemos la necesidad de evidencia confiable para todas las personas alrededor del mundo que hoy toman decisiones importantes en el manejo de los pacientes con COVID 19. Es por eso que hemos asegurado que nuestra revisión sistemática se nutra cada día de la evidencia emergente. Por ahora, y en espera de la publicación de un artículo científico con nuestros hallazgos, subiremos a nuestra plataforma un reporte preliminar, que incluirá los datos necesarios para el análisis adecuado de riesgos y beneficios de esta terapia para COVID-19.
En este enlace a la plataforma L·OVE podrán mantenerse actualizados sobre la nueva evidencia que como grupo colaborativo iremos presentando, junto a un análisis crítico sobre su validez y utilidad sobre COVID-19.