¡Queremos Halloween! ¡Queremos mucha azúcar!
Llegó Halloween, un día que se puede resumir en disfrazarse y pedir dulces. Un día que gozan los niños y que los papás toleran porque les quieren tomar fotos con sus atuendos. Y que se convierte en un pleito porque los niños no quieren perder tiempo posando en vez de ir a conseguir golosinas. Y que toma más tiempo del necesario porque los papás tienen que repetir todas las fotos que salen movidas. Y que culmina con el descontrol asociado al alto consumo de azúcar.
Pero, ¿en realidad el azúcar pone hiperactivos a los niños? “¡¡Por supuesto que sí!!”, se escuchará en coro.
En una pregunta como qué tan inquieto ves a tu hijo seguro hay subjetividad. Seguro hay sugestión también si tenemos la convicción de que tal o cual alimento puede afectar el comportamiento. Así que, si quisiéramos demostrar el efecto del azúcar tendríamos que diseñar un experimento que controle esa subjetividad y esa sugestión. Afortunadamente, no necesitamos hacerlo porque muchos ya lo han realizado.
Hace ya más de 10 años se publicó una revisión sistemática en la cual los autores buscaron estudios que tuvieran las siguientes características: primero, que a un grupo de niños se les diera una cantidad conocida de azúcar y que a otro grupo similar se les diera un placebo, como un edulcorante artificial (ejemplo, aspartame); y segundo, que ni los niños, ni los papás, ni los investigadores supieran qué recibieron los niños para que nadie se sugestionara. (1)
Se encontraron 16 estudios realizados entre 1982 y 1994. En algunos participaban niños sanos, en otros pacientes con trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o con algunos otros padecimientos relacionados al comportamiento. Juntando la información de todos esos estudios se llegó a una conclusión que va en contra de la creencia popular: no, el azúcar no afectó el comportamiento ni la capacidad cognitiva de los niños.
La realidad es que lo crucial son las expectativas que tenemos.
Cuando les dicen a papás que sus hijos comieron grandes cantidades de azúcar es más fácil que digan que los ven hiperactivos, aún cuando en realidad los niños sólo consumieron un placebo (2).
Habiendo dicho esto, es obvio que hay otras razones para limitar los dulces (caries, diabetes, problemas digestivos, interferencia con el consumo de alimentos que sí sean saludables, etc.). Pero bueno, no podemos juzgar a los niños cuando los adultos queremos sobresaturarnos de pavo en Navidad, de rosca de reyes y de tamales de la Candelaria.
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- Wolraich ML, et al. The Effect of Sugar on Behavior or Cognition in Children, A Meta-analysis. JAMA. 1995;274(20):1617-1621.
- Hoover DW, et al. Effects of sugar ingestion expectancies on mother-child interactions. J Abnorm Child Psychol. 1994 Aug;22(4):501-15.
Artículo publicado en conjunto con periódico Noroeste https://www.noroeste.com.mx/publicaciones/opinion/Dr_Giordano_Perez_Gaxiola-106597