¿Producen cáncer los celulares?
De nuevo me llegó por Facebook y WhatsApp un artículo diciendo que el WiFi es una amenaza para la salud. Digo “de nuevo” porque esto se repite al menos una o dos veces al año. Y como ronda por redes sociales empieza a causar miedos en algunas personas. Comienzan las dudas acerca de la seguridad y los posibles efectos secundarios del uso de los celulares y las tabletas y hasta el microondas porque todos estos dispositivos son fuentes de radiación. Pero de primera instancia no pensamos que se trata de radiación no ionizante, la cual es muy diferente a la de los rayos X.
Una búsqueda rápida en Google sólo complica las cosas. Si yo ya tengo una inclinación hacia un lado u otro, en internet puedo encontrar lo que apoye mis creencias. Si me suena que estos aparatos son dañinos, encontraré páginas con anécdotas y estudios al respecto, como Ciudadanos Para Una Tecnología Segura. Si creo de antemano que esta tecnología es segura, encontraré páginas con estudios que me apoyan, como CEM&Salud. Incluso puede pasar que un mismo estudio sea mencionado en dos páginas con conclusiones totalmente contrarias.
Veamos: si nos encontramos un estudio de investigación que dice que en Tangamandapio, donde hay una antenota de telecomunicaciones instalada y donde todos sus habitantes se llevan prendidos del internet, hay el doble de cáncer que en Parangaricutirimícuaro, donde no la gente casi no se conecta a WiFi, puede sonar alarmante. Pero el hecho de que se haya hecho un estudio no significa que sus resultados sean una verdad absoluta. Imagínense que en Tangamandapio haya más fumadores y un promedio de edad mucho más alto que en Parangaricutirimícuaro, y que los autores del estudio no hayan tomado en cuenta esto. Pudiera ser que Don Jaimito y su familia tengan más cáncer por ser viejitos y fumadores, y no como consecuencia de usar mucho internet.
Hay muchas cosas que pueden confundir en los resultados de un estudio. Si fuéramos investigadores, lo que podríamos hacer es una revisión sistemática: buscar por mar y tierra todos los estudios que hablen de lo mismo, en todos los idiomas, analizarlos, criticarlos y sacar conclusiones. Pero como no lo somos, tal vez podemos apoyarnos en organismos que a esto se dedican, como la colaboración Cochrane, o en organismos sin fines de lucro como la Organización Mundial de la Salud. De hecho, la O.M.S. tiene un comunicado referente a los campos electromagnéticos que emiten las antenas de telefonía celular.
Otros organismos independientes, sin fines de lucro, dedicados a la investigación del cáncer tienen mensajes similares tanto para antenas como para el teléfono celular. Dentro de los más imparciales que conozco están: Cancer Research UK, un organismo de caridad dedicado exclusivamente a la investigación del cáncer; el Instituto Nacional de Cáncer de EEUU; y MedlinePlus.
Dando un vistazo rápido a todo esto, y tratando de ser imparcial, mi impresión es que todo apunta a que el riesgo de cáncer por exponerse a esta tecnología, bajo las regulaciones internacionales, es mínimo o inexistente. Pero todo en la ciencia y en la medicina es dinámico y sigue progresando. Cada vez usamos más ondas electromagnéticas y se sigue estudiando su seguridad y sus posibles efectos adversos. Por lo pronto y hasta nuevo aviso, me siento tranquilo.
Ahora, si me disculpan, voy a prepararme unas palomitas de maíz en el horno de microondas para después sentarme a ver una película transmitida via WiFi hacia mi televisión, y con el smartphone a mi lado por si me hablan. Y mientras espero, reflexionaré que hay riesgos mucho mayores acerca del uso del celular, como chatear al manejar o usarlo como niñera todo el día para que se porten bien los niños.
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Artículo publicado en conjunto con periódico Noroeste https://www.noroeste.com.mx/publicaciones/opinion/Columna-99640