Cruciales deliberaciones sobre el baño de un bebé
¿Cuántos consejos sobre el baño de un bebé has escuchado? Que si cuándo. Que si cómo. Que si cada cuánto.
La primera deliberación tiene que ver con el primer baño. “No lo bañes hasta que se le caiga el ombligo”, habrás escuchado en alguna ocasión. Dejemos esto claro desde un inicio. El cordón umbilical se puede caer hasta dos semanas después del nacimiento y no es recomendable esperar tanto para asear al bebé. El secreto para evitar problemas con el ombligo, como infecciones, es mantenerlo limpio y seco (1). Entonces, el primer baño puede ser en los primeros días.
El segundo cuestionamiento es el cómo. Mientras se cae el cordón umbilical, la Academia Americana de Pediatría recomienda baños de esponja, es decir, no sumergir en agua (2). Ya después se podrá disfrutar de una tina. El agua no necesita ser purificada, ni marca Gerber, ni extraída de las cataratas tibetanas. Agua de la llave está bien, cuidando la temperatura. La realidad es que los bebés, al salir de la mamá, llegan a un mundo que no es estéril. Mientras no haya algún problema inmunológico (de las “defensas”) o alérgico, no hay porqué implementar medidas especiales. Tampoco necesitamos jabones o shampoos infra-hipo-sub-alergénicos. Vamos considerando que el bebé es sano hasta no demostrar lo contrario. Según los antecedentes familiares podemos ser precavidos. Pero hay bebés a quienes se les puede bañar con jabón Zote y no les pasa nada (“cuerudos”, les dirían por ahí). Y hay otros que con sólo verles la piel les sale una roncha. Así que hay que individualizar.
Tercero, cada cuánto. Los bebés no necesitan bañarse diario, cierto. Tres veces a la semana podría ser suficiente. Pero, de nuevo, hay que individualizar. Si vives en una ciudad sumamente cálida, el bebé de tres meses de edad está sudando la gota gorda, y el agua lo puede refrescar, adelante, puede ser diario. Por otro lado, el agua puede llegar a resecar la piel y a un niño con dermatitis alérgica le puede convenir que el baño sea breve y/o cada dos o tres días, y siempre seguido de una generosa aplicación de humectantes y emolientes. Lo que sí necesita limpieza continua, por obvias razones, es el área del pañal.
Finalmente, el cuándo. ¿Antes o después de alguna comida? Eso no hace diferencia. ¿En la mañana, al mediodía o en la noche? Desde el punto de vista médico, tampoco hace diferencia. Pero según la dinámica familiar, algunos preferirán bañarlos antes de dormir para intentar relajarlos y que concilien más fácil el sueño.
El baño no hace daño. Los extremos, la falta o el exceso de higiene, sí.
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1. Imdad A, Bautista RMM, Senen KAA, Uy MEV, Mantaring III JB, Bhutta ZA. Umbilical cord antiseptics for preventing sepsis and death among newborns. Cochrane Database of Systematic Reviews 2013, Issue 5. Art. No.: CD008635.
2. Academia Americana de Pediatría. Caring for Your Baby and Young Child: Birth to Age 5. 2009.
Artículo publicado en conjunto con periódico Noroeste https://www.noroeste.com.mx/publicaciones/opinion/cruciales-deliberaciones-sobre-el-bao-de-un-beb-104945