En 1958, el Dr. Benjamín Spock (que no tiene que ver nada con el Spock de Star Trek) actualizó su libro Baby and Child Care y en él escribió que si un bebé era colocado boca arriba en la cama el niño podría broncoaspirarse. Como el Dr. Spock era un muy respetado médico, su palabra se convirtió casi en una norma incluso para las asociaciones pediátricas. Sin embargo, esta sencilla recomendación de cómo dormir a los bebés es un ejemplo de cómo, por más lógico que parezca, todas las intervenciones en salud deben probarse antes de implementarse.
A principios de los 70, se realizaron los primeros estudios que comparaban a familias que dormían a sus hijos boca arriba y familias que los dormían boca abajo o de lado. Y sus resultados desde un inicio contradecían al Dr. Spock. Los bebés que duermen boca abajo tienen mayor riesgo de síndrome de muerte súbita infantil (la famosa ‘muerte de cuna’). Pero como desde los 50 nos sembraron el miedo de que los niños se podrían broncoaspirar, no fue hasta 1992 cuando la Academia Americana de Pediatría cambió su recomendación. Y no fue hasta esta década de los 2010 cuando en México se lanzaron anuncios en medios de comunicación para concientizar sobre esto.
Estoy seguro que el Dr. Spock tenía buenas intenciones. Suena muy lógico pensar que si el niño duerme boca arriba y vomita se puede broncoaspirar. Pero nuestro cuerpo es maravilloso y tenemos reflejos que colapsan la laringe y provocan tos en cuanto una gota de saliva, agua, leche o cualquier otra cosa toca la vía aérea. Después de 1994, con la campaña Back to Sleep (“De espaldas a dormir”), se observó que a medida que más familias iban durmiendo a los niños boca arriba, los índices de “muerte de cuna” fueron disminuyendo. Y, para tranquilidad de todos, también se midió la tasa de broncoaspiraciones y se demostró que no aumentó en los siguientes años (1). Alguien podría decir “yo dormí a todos mis hijos boca abajo y no les pasó nada”. No lo dudo. Se requiere que el bebé tenga un defecto genético y juntarlo con un factor externo como dormirlo boca abajo para que se desencadene la ‘muerte de cuna’. Afortunadamente, estos defectos no son tan comunes, por eso a la mayoría de los niños les va bien. Pero, no sabemos qué niño puede tener esa predisposición genética, y si ya sabemos que dormir boca abajo aumenta más del triple el riesgo de este trágico desenlace, ¿por qué no hacer algo para disminuirlo?
¿Y si los dormimos de lado? De lado también se aumenta el riesgo de ‘muerte de cuna’. De hecho, en múltiples ocasiones se han lanzado comunicados por parte de FDA para que no se usen los famosos posicionadores (triangulitos) para dormir de lado a los bebés (2). ¿Y si los ponemos inclinados de manera que la cabeza quede un poco más arriba? Tampoco, si el niño no presenta enfermedad por reflujo gastroesofágico no tiene ningún caso.
Conclusión, aunque sientas que boca abajo duran más tiempo dormidos, la mejor manera de colocar a los bebés sanos para que duerman es boca arriba.
__________________________________________
1. Malloy M. Trends in Postneonatal Aspiration Deaths and Reclassification of Sudden Infant Death Syndrome: Impact of the “Back to Sleep” Program. Pediatrics 2002;109(4):661-665.
2. F.D.A. No use los posicionadores para dormir infantiles debido al riesgo de asfixia que presentan. 2017.
3. Academia Americana de Pediatría. Posición para dormir: por qué es mejor boca arriba (sobre la espalda). 2017.